2 am
No siento nada, me dijo el flaco Ortiz, luego de haberse bebido su quinto vaso de mojito cubano.
La próxima ronda huevón, pídele al garzón que sean para hombres, me dijo. Lo miré displicente por un segundo y luego tome mi vaso, mientras trataba de seguirle el ritmo. Comenzamos hablando del gobierno, a los que él llamaba "hato de bestias" y ahora ingresábamos al complejo y a la vez típico tema de las mujeres. Eran algo para las dos de la mañana y desde mi asiento se podía ver la avenida Macul. Por un momento me quedé en blanco, simplemente veía los plátanos orientales que adornan la avenida y uno que otro personaje perdido en la noche, recordaba tiempos de ayer, recordaba dije, ya que Álvaro Henríquez que brotaba de los parlantes nos remecía con sus letras vociferando "yo sé lo que es cargar con las piedras gritaba, yo sé lo que es vivir con honor”, Ortiz mientras tanto, caía desde el escenario sobre unas mesas repletas de personas que celebraban el cumpleaños de alguien.
Minutos atrás, el flaco me desparramaba sus infelicidades con Génesis, su embriagador alter ego, como le gustaba llamarla.
Sin duda Ortiz cargaba sus piedras, pero yo no soy la persona idónea para decir si vivía con honor o no, este y otros tantos pensamientos se me agolpaban en la cabeza mientras a tirones nos sacaban del local y todo por tratar de ayudarlo.
Lo subí como pude a un taxi, mientras me disponía a caminar, había una noche bellísima y eterna para hacerlo. Seguramente no será la última vez que saquen al flaco de algún lugar esta noche, pero eso se lo dejamos a Génesis, por hoy solo quiero caminar...